sábado, 29 de junio de 2024

Kendall's Longitude, John Bendall, Austin Macauley Publishers, Primera Edición de 2019

Cuando me enteré de la existencia de este libro, me abalancé sobre el. Tenía ganas de saber las peripecias del misterioso K2, o Kendall 2, el reloj cronómetro que fue testigo del motín del Bounty; es decir, la famosa historia del barco amotinado cerca de Tahití y cuya película tuvo una enorme repercusión en su momento por la belleza y el talento de su protagonista: Marlon Brando. Claro es que les estoy hablando de la película de 1962 y no la de 1984 (que debo decir, la de 1984 no me gustó).

Algunos de ustedes, no familiarizados con el K2, se estarán preguntando qué es o qué fue. Para ponerlos un poco en contexto, les comento que el K2 fue un cronómetro marino construido por Larcum Kendall, el mismo relojero que había hecho la copia exacta del cronómetro marino de John Harrison, el mítico H4 (la copia de Kendall se llamó K1). La particularidad del K2 es que fue un reloj con diseño y mecánica basados en el H4 (y por ende, en el K1) pero con innovaciones en la visualización, materiales más baratos, y una simplificación del mecanismo y sus complicaciones. 

El K2 tuvo una historia digna de una saga de Indiana Jones: acompañó al Capitán Phipps en su aventura al polo norte en 1773; estaría presente en la revolución de las colonias inglesas en América en 1775 bajo el cuidado del capitán Vandeput en su barco "Asia"; volvería al continente americano de la mano del almirante Digby en 1783; el K2 visitaría la costa oeste de África junto al capitán Thompson en 1785; sería testigo del motín del Bounty, al mando del capitán Bligh, en 1789; y estaría en manos de los amotinados del Bounty, escondidos en la isla Pitcairn hasta 1808. Ese mismo año sería rescatado por el capitán Folger a cargo del barco de USA "Topaz" (que pasó de casualidad por la isla Pitcairn...); pero Folger perdería el reloj (en realidad se lo robarían...) por capricho de las autoridades españolas de la isla Juan Fernández, que hicieron que el Topaz (el barco del capitán Folger) fuese llevado confiscado a Valparaíso, en Chile, y el barco fuese despojado de todo aquello de valor; el reloj incluido. El reloj K2 quedaría en territorio chileno por mas de 30 años, y en manos de un comerciante de apellido Castillo que vivía en Concepción, y realizaba viajes de comercio con mulas entre su ciudad y Santiago. Por lo tanto, se cree que el K2 viajó varias veces cruzando Los Andes.

En 1840 el capitán Hebert de la Royal Navy y su barco de guerra "Calliope" estaban de visita en Valparaíso, cuando un connacional inglés se le acerca y le cuenta que posee un extraño reloj a la venta comprado a la familia del comerciante Castillo, recientemente fallecido. Hebert identifica el K2 casi al instante, lo compra y decide llevarlo de vuelta a Inglaterra. Pero aún faltaría para que el K2 vuelva a la pérfida Albión: el capitán Hebert y su barco "Calliope" participaron en la Guerra del Opio en China hasta 1843, año en el que finalmente zarpó a Inglaterra. Una vez arribados, Hebert donaría el reloj a The Union Service Institution en 1843; de allí pasó al Observatorio de Greenwich (1963); y en 2018 pasaría a formar parte de la colección del National Maritime Museum. 

Hasta aquí, la historia que con lujo de detalles y mucha investigación nos ofrece el escritor John Bendall (quién tuvo como fuente de inspiración al admirado Longitude de Dava Sobel), quién invirtió varios años de estudio e investigación para seguir los pasos del K2 por el mundo entero. 
El libro no es para cualquier lector, y hasta puede llegar a ser aburrido si uno no sabe o no tiene interés sobre cronómetro marinos. El enorme valor del libro de Bendall es que aporta muchísima información sobre el K2 hasta ahora inédita. 

Datos finales: los capítulos 2 y 3 y el anexo están escritos por Michael Dryland; los 17 capítulos del libro están bien armados y excelentemente documentados; y la impresión y maquetamiento están bien (pero podrían haber estado mejor). 
El libro es de tapa dura, las hojas son ilustración, posee fotografías e ilustraciones, y tiene un total de 233 páginas.






 

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