jueves, 4 de abril de 2024

Horology, Barry B. Kaplan, Schiffer Publishing, 2022

 Les confieso que este libro me sorprendió muchísimo. Lo compré de pura casualidad, sin saber nada del autor ni de lo que me encontraría adentro. Supuse que sería un libro más para poner en la mesita de café y entretener a los invitados de turno. Pero aquí hay un detalle que desentona, sobre todo si ya me conocen: en casa no tenemos una mesa ratona, ni compramos libros de mesa de café (o al menos, lo intentamos...).

Horology está bellamente ilustrado, armado y compilado. El autor, que se llama Barry B. Kaplan, ha construido un relato horológico con gracia, buen gusto, simplicidad y mucha dedicación. Es un libro de horología y no de relojería, y eso de por sí tiene un mérito adicional. Es decir: Kaplan centró el libro es el estudio, explicación, historia y análisis del tiempo; y no en los relojes (aunque también hable de ellos). 

Me gustó, muy particularmente, que Kaplan haya dedicado tiempo a tópicos básicos, muy interesantes y extremadamente importantes como ser cómo se mide el tiempo en diferentes culturas; la incidencia de la filosofía en la física y la horología; qué significa el tiempo cuando hablamos de él; qué denota y connota tener un reloj, cuáles son sus características básicas y distintivas; cómo funcionan, qué los distingue; las complicaciones más populares; notas explicativas y muy interesantes en las fotos e ilustraciones, en los pie de página y en algunas frases y comentarios adicionales.

Ya saben que yo no recomiendo ni doy consejos sobre nada, pero me parece que el libro en su conjunto está muy bien cuidado, programado, pensado y llevado adelante. La edición es de lujo, tapa dura con guardapolvo plástico de gran calidad, maravillosa calidad de papel y edición. Descubrí en el libro un par de errores en la descripción de las fotos, pero son detalles menores que no opacan el conjunto del texto de Kaplan.

Les dejo unos pocos datos finales: posee 319 páginas, dos notas preliminares, doce (12) temas desarrollados; una nota final, epílogo, curriculum del autor; agradecimientos, apéndice e índice.






miércoles, 3 de abril de 2024

Kopper Kards, postales con lámina de cobre en relieve hechas por la compañía Kopper Kard Co. de Saint Lake City, Utah

Estas simpáticas tarjetas de cartón y cobre hicieron su aparición en los años '50 en los comercios ruteros de Estados Unidos y su uso no fue postal ( es decir, no solían mandarse por correo) sino que más que nada la gente las compraba como souvenir. 

Las tarjetas fueron hechas por la empresa Kopper Kards Co, ubicada en Saint Lake City (Utah) y en su época fueron muy populares; hoy día son un elemento de colección muy apreciado en todas partes del mundo. 

Las Kopper Kards están realizadas en dos componentes y/o partes: una plancha de cartón similar en tamaño y tipo a la de una postal común;  y la placa de cobre (de origen minero de Utah) en relieve que está adosada a la tarjeta de cartón. Es importante que les comente que si bien a estas postales se las conoce como 'grabadas'; en realidad no son grabadas sino que están estampadas en relieve.







martes, 2 de abril de 2024

Juguetes a cuerdaTomy 'Babies', los juguetes que revolucionaron el concepto de juguete de cuerda en 1977

La fábrica de juguetes Tomy se fundó en 1924 por el emprendedor Eiichiro Tomiyama, quién en principio diseñó y comercializó aviones de juguete en latón dentro de un gran standard de calidad y un éxito rotundo en el mercado japonés. 

Luego de la segunda guerra mundial, Tomy se asocia a Takara conformando el conglomerado industrial juguetero TakaraTomy tal y como se lo conoce hoy. Tomy tuvo muchísimos hitos que son parte de la historia juguetera mundial, como ser los autitos coleccionables Tomica, las Jenny Doll, los Transformers, o los Pokémon. En esta nota, sin embargo, me gustaría comentarles de la enorme importancia que tuvo Tomy en la miniaturización de los juguetes de cuerda a partir de los '70 del siglo pasado.

En los '70 Tomy decide abrir varias fábricas fuera de Japón, como ser en Singapur y en Taiwan. Y enfoca allí la producción de las miniaturas a cuerda y con mecanismo plástico muy resistente y durable. Así sale al mercado el maravilloso y popularísimo Robot Rascal, que luego fue seguido por varias docenas de miniaturas muy simpáticas y muy bien hechas (y por supuesto, altamente coleccionables).

Los dos Tomy que les muestro aquí son los famosos 'Babies'; están hechos en Taiwan y son de 1977. Para que se den una idea de la altura que tienen, pues les digo que tienen como máximo 7 cm.