jueves, 5 de mayo de 2022

Time Restored, The Harrison timekeepers and R.T. Gould, the man who knew (almost) everything. - Jonathan Betts, Oxford University Press, Primera Edición, 2006.

Esta impresionante biografía sobre Rupert T. Gould es imprescindible si es que uno, en verdad, desea adentrarse en los entretelones de cómo este Teniente de Marina Británico dedicó toda su vida adulta a limpiar y restaurar los famosos H: los cronómetros marinos de John Harrison.

Mucha agua corrió bajo el río desde que en los años '20 - es decir, hace 100 años - Gould puso manos a la obra y empezó con la restauración y limpieza de los cronómetros de Harrison. En aquellos años (circa 1920) esos relojes estaban arrumbados en un depósito; su estado era deplorable: sucios, con faltantes de partes en los mecanismos, inoperables. Gould, que si hoy fuese nuestro contemporáneo sería una estrella indiscutida, y que ostentaba una inteligencia y memoria fuera de lo común, se propuso la ciclópea tarea de reconstruir y poner en funciones las maravillosas máquinas que Harrison nos ha legado para que aún, en el 2022, sigamos con la boca abierta. Lamentablemente, Gould tuvo muchos quebrantos económicos, psíquicos y emocionales debido a una desastrosa experiencia como marino, tormentosa vida privada, su tendencia a beber y fumar mucho, y a su completa incapacidad para mantener un trabajo estable. Aún cuando Gould era una mente brillante, fue un incomprendido y un maltratado por gran parte de su entorno, colegas y amistades; y para empeorar el tema, Gould no poseía el don de las relaciones públicas. Lo que se dice, fue un hombre que nació sin suerte y que pasó su vida adulta de crisis en crisis.

El legado inconmensurable de Rupert T. Gould se basa en la enorme investigación, notas, croquis, dibujos, análisis y ensayos que escribió mientras se dedicaba a la restauración de las máquinas de Harrison ( recordemos que John Harrison mismo sufrió un gigantesco ninguneo en su tiempo por parte de muchos pares y colegas de su época; ninguneo que se tradujo en que por 150 años los cronómetros marinos de Harrison sufrieron el destierro encerrados en un depósito del Royal Observatory). 

Rupert T. Gould, aún con todos sus defectos y pobrezas, merece un justo y espléndido reconocimiento. Reconocimiento que llegó de la mano del maravilloso Especialista en Horología, experto curador emérito del Royal Observatory, biógrafo oficial de Gould y MBE ( Most Excellent Order of the British Empire ) Jonathan Betts. Betts nos ha regalado con una formidable investigación que le ha tomado años y que le ha llevado a entrevistar a los descendientes de Gould, hurgar en archivos y documentos de colecciones privadas y públicas, estudiar los cuadernos con anotaciones sobre la restauración de los H, cotejar información, y recopilar hechos, anécdotas e historias sobre este fascinante hombre que fue Gould. 

Una cosa que Betts deja en claro desde casi el principio: hoy día, el trabajo de conservación de piezas horológicas se realiza de manera de preservar lo original y tocar lo menos posible la pieza a reparar. Lógicamente, ese no era el canon usado para poner en funciones un reloj en los años '20: antes al contrario, primaba la restauración, es decir, la reconstrucción, pulido, agregados y mejoras. Por eso es importante poner en contexto el trabajo de Gould.

Como ya comenté, la tarea de Jonathan Betts no ha sido nada sencilla dada la complejidad de Gould y sus múltiples facetas:  autor e investigador de Historia Ártica y Antártica; escritor de libros de diversos temas exóticos y/o polémicos; orador; juez de tenis; experto relojero; historiador de cronómetros marinos ( a Gould debemos el extraordinario libro The Marine Chronometer, texto que ya tiene una reseña en este blog ); dibujante y diseñador; inventor; periodista de radio y TV; cronista y articulista; ensayista y comentador. 

El libro tiene una edición espectacular de la Oxford University Press con tapa dura y papel ilustración de primerísima calidad. Cuenta con 464 páginas que se dividen en las siguientes secciones: Prefacio y Agradecimiento; Introducción; 22 capítulos; e Apéndices; Índice. 







 

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