¿ Alguna vez se preguntaron cómo dibujamos o representamos el tiempo... ?
En mi caso sí me lo pregunté.
También se lo preguntaron los profesores de historia y académicos universitarios Daniel Rosenberg y Anthony Grafton, que en 2010 pusieron a consideración del mercado editorial este maravilloso libro, Cartographies of Time.
Por supuesto, el tema de contar y analizar cómo la humanidad representa el tiempo es inmenso y casi infinito. Por lo tanto los autores, con un criterio algo eurocentrista ( que no es bueno ni malo, es... ) desarrollaron un análisis de la representación temporal en Europa y USA desde 1450 hasta el 2000.
¿ Y cómo es que los autores encararon el libro, se preguntarán ustedes ?
Pues por el aspecto de la representación gráfica, ya que es una de las herramientas mas importantes para organizar información. La representación gráfica está presente entre nosotros desde que el humano empezó a apuntar, anotar y contar.
Hay muchas cosas muy evidentes que, por ser tan evidentes, se nos escapan de nuestro plano de observación: primero, que la línea de tiempo está presente en los relojes ( traducidos en los índices, puntos o tacos de la esfera ); segundo, que el lenguaje del tiempo está salpicado con figuras espaciales; tercero, que la línea gráfica de tiempo propiamente dicha es una representación moderna.
¿ Cómo representaban el tiempo antes de la línea... ?
Pues se representaba de diferentes maneras.
Eusebius ( siglo XIV ) lo hizo a través de tablas cronológicas - coincide con la aparición de los codex -.
Otros autores medievales utilizan figuras: árboles ( Schedel ); burbujas narrativas ( Rolevinck ); Faust ( cuerpo humano ); diales de relojes ( Budova); en forma de computadora ( en 1540 Petrus Apianus creó la primer computadora analógica de forma circular ); disco cronológico ( Weigel ); y puedo seguir enumerando mucho mas...
La línea de tiempo propiamente dicha se la debemos a Joseph Priestley que en 1765 publicó Chart of Biography, primer intento de conceptualizar las cronologías de forma científica y la traducción de datos a una forma visual en escala. Sin embargo, el tratado cronológico mas popular del siglo XVII fue Theatrum Historicum de Helwig. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la separación entre cronología religiosa e historia secular recién empieza en el siglo XVIII. Las derivaciones de dicha separación redundaron en una catarata de nuevas y constantes recopilaciones de datos, el abordaje recopilatorio y cronológico de otras Artes ( pintura, literatura, viajes ) y nuevas formas de representación de información por medio de metáforas, alegorías y tablas comparativas.
Ya en territorio de USA, los autores hacen una muy importante reseña de inventores, historiadores y religiosos que se lanzaron a crear nuevas maneras de representar el tiempo y sus hitos mas importantes. Entre los nombrados puedo destacar a Blanchet ( Sahale Stick ); los palos-calendario de los Winnebago ( Lakota Winter Counts ); Mede ( Claris Apocalyptica ); o el acordeón histórico de Sebastian Adams.
Es casi imposible hacer una lista de todos aquellos nombrados en el libro y de las implicancias e importancia fundamental que científicos y académicos como Marconi ( registros telegráficos ); Jules Marey ( registro de datos en tiempo real ); o Galton y sus mapas geográfico-climatológico tuvieron y siguen teniendo hoy día. Ya en el siglo XX los gráficos exponenciales, o la entrada de las corrientes artísticas y de pensamiento en la representación del tiempo dieron un vuelco revulsivo y estético en la cartografía del tiempo en todas sus formas.
El libro está muy bien escrito, muy ameno en su diagramación, compaginación, papel de primerísima calidad, gráficos y fotos excelentes y arte de tapa muy logrado. Si he de ponerle un punto negativo a la edición es que no tiene cubretapas. El detalle del cubretapas no es menor: en un libro de gran calidad y que cuesta bastante ( unos 200 dólares, nuevo ) por lo tanto es algo que debería haberse tenido en cuenta.
Datos finales sobre el libro:
- El de las fotos es primera edición, 2010. Impreso en China.
- 272 páginas, papel excelente. Tapa dura, sin cubretapa.
- Su distribución es la siguiente: Agradecimientos, 8 capítulos, notas, bibliografía, créditos, índice.
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